Un intento de automedicación con psilocibina llevó a un fallo multiorgánico y hongos vivos proliferando en el torrente sanguíneo.
En la era del acceso libre a información médica y terapias alternativas, muchos buscan soluciones a sus trastornos emocionales fuera de los canales tradicionales. Sin embargo, el caso de “Mr. X” –un hombre de 30 años hospitalizado tras inyectarse una infusión casera de hongos psicodélicos en su cuerpo– es un testimonio brutal de los riesgos de esa decisión.
Este hombre no era un simple imprudente: sufría de depresión severa y adicción a opioides, condiciones que lo llevaron a experimentar con Psilocybe cubensis, conocidos popularmente como “hongos mágicos”. La psilocibina, su principio activo, ha sido objeto de estudios serios por su capacidad de ayudar en terapias contra la depresión resistente. Pero Mr. X no la consumió por vía oral. Preparó una infusión líquida de hongos, la filtró… y se la inyectó.
Lo que siguió fue un infierno médico sin precedentes: fallo multiorgánico, septicemia severa y un hecho jamás documentado en humanos hasta entonces: los hongos comenzaron a crecer vivos dentro de su sangre. Se replicaban, colonizaban su torrente sanguíneo y activaban una tormenta biológica interna. Solo una intervención inmediata con potentes antifúngicos y antibióticos intravenosos evitó que muriera.
Este caso, publicado por la Journal of the Academy of Consultation-Liaison Psychiatry y difundido en ScienceDirect, estremeció al mundo científico. No solo por la gravedad del desenlace, sino por lo que revela: la desesperación mal dirigida puede llevar a convertir una sustancia con potencial terapéutico en una herramienta de autodestrucción.
La psilocibina debe ser administrada únicamente por vía oral y bajo condiciones médicamente supervisadas. Inyectarla rompe todos los protocolos de seguridad y transforma una molécula prometedora en un asesino silencioso.
Los especialistas insisten: no se puede jugar con el cerebro sin conocer el cuerpo. Y mucho menos, introducir un organismo vivo directo al sistema circulatorio. La psicodelia no es una receta mágica, y el acceso irrestricto a información médica malinterpretada puede ser tan peligroso como cualquier droga sin control.
Este caso no solo quedará en los libros médicos. Quedará como una advertencia global para todos los que creen que lo natural, lo alternativo o lo experimental no tiene riesgos. La medicina psicodélica es seria, pero su mal uso puede ser letal.