En Nueva Zelanda, un joven fue citado por su empresa a la clásica reunión de despido, esa donde los jefes sueltan frases robotizadas como “esto no es personal, es una reestructuración”. Pero esta vez, el show cambió de guion: como le permitieron llevar a alguien para apoyarlo, decidió presentarse con un payaso profesional que, mientras lo despedían, se puso a inflar globos de animalitos como si estuviera en la fiesta de cumpleaños más triste del mundo. 🎈
Mientras la empresa intentaba mantener la “seriedad corporativa”, el payaso sonaba piiiiiip con cada globo, recordándoles que lo único inflado de verdad eran sus discursos de “recursos humanos”.
📌 Lección del día: si te van a echar como un número más, haz que al menos el ridículo sea compartido.